Hace unos días estuve charlando con Juan Luis Polo Herránz, presidente y fundador de Good Rebels, para el medio Canal CEO. ¿El tema? la rebeldía en los negocios.
Me encantan las conversaciones que te hacen reflexionar más allá de lo superficial, esas que te dejan una brasa encendida al terminar. Sin lugar a dudas este es el caso de ese rato de charla con Juan Luis.
La premisa principal giraba sobre la rebeldía en la empresa y, de camino a casa, seguía dándole vueltas a este concepto. Tanto es así, que en el momento que llegué comencé a escribir este pequeño artículo.
La rebeldía en los negocios es ser innovadores
Así lo creo pese a que el diccionario no considera esa acepción. Para los señores de la RAE rebelar es: “sublevar, levantar a alguien haciendo que falte a la obediencia debida” o, en segundo lugar, “oponer resistencia”.
Leído así es casi peyorativo, pero siempre ha habido rebeldes buenos. Muchas veces esa obediencia debida y esa resistencia, se plantea ante dogmas férreos que se dan como una verdad inmutable.
Te hago una pregunta: si no hubiera CEOs y empresas que se rebelasen ante lo que siempre se ha hecho ¿crees que nos habríamos movido significativamente del mismo sitio?
Buceando en los orígenes, nos damos cuenta de que es necesario que llegue un rebelde como Galileo a decirle al mundo que no era el centro del universo, un Tesla que le diera la vuelta a todo lo que se sabía sobre la electricidad o un tipo como Tim Berners-Lee que contribuyó definitivamente a abrir al mundo la comunicación online.
El antónimo a rebeldía en los negocios es conformismo y esto, querido lector, es una de las cosas más peligrosas que pueden darse. Ya sabemos que el agua estancada termina por pudrirse.
La rebeldía en la empresa
Como decía en la charla de canal CEO, la rebeldía en los negocios es plantearse en todo momento por qué hacemos las cosas, por qué seguimos determinados procedimientos o porqué los productos o servicios que comercializamos son así y si realmente no se debe cambiar. Esa es la clave, desde mi punto de vista, de la rebeldía bien entendida.
Ahora es cuando matizo gran parte de lo escrito hasta el momento. Tan peligroso es abominar del cambio, como romantizar la idea de lo contestatario por lo contestatario.
Muchas de las cosas y los procesos de una empresa se dan de una determinada manera porque, la experiencia y el tiempo han demostrado que son óptimas, rebelarse no es cambiar todo cada 6 meses ni quejarse perpetuamente sin aportar una alternativa que tenga sentido. Incluso puede darse el caso de que el mayor acto de rebeldía sea permanecer en una tesis determinada, cuando los demás cambian radicalmente su modelo de negocio o sus canales de venta, por ejemplo.
Para que la rebeldía sea un motor de la empresa, es necesario que exista una estrategia. Debemos tener meridianamente claro el destino y tratar de desviarnos lo mínimo.
Por concluir este breve post, una sola reflexión más: la rebeldía es un medio para conseguir un fin, jamás un fin en sí mismo.
Por cierto: puedes ver la entrevista completa en este enlace.