Transformación digital y ahorro energético: una relación directa
Seguro que alguna vez has escuchado -o incluso pronunciado- esa frase que dice: “lo urgente retrasa lo importante”. Pues esto no se debe asociar a la transformación digital y el ahorro energético. ¿Por qué? Por que están en la misma categoría y el mismo nivel de prioridad.
Es más: deberías saber que, implementando la primera, estás impulsando el segundo.
La huella de carbono
Parece que fue ayer cuando se empezaba a hablar de la huella de carbono, pero a día de hoy es un concepto que todos tenemos, en mayor o menor medida, interiorizado.
Fueron dos científicos; Rees y Wackernagel los que comenzaron a hablar de la “huella ecológica” este término planteando, entre otras cosas, la cantidad de planetas idénticos a la Tierra que serían necesarios de consumir todos los habitantes del planeta, recursos naturales en la misma proporción. Aunque fue Anindita Mitra, la primera persona en utilizar la huella de carbono como medida.
Por refrescar un poco el asunto: la huella de carbono, es una forma de calcular la cantidad de gases de efecto invernadero, como el CO2, que vertimos las personas en un determinado espacio de tiempo. Este vertido es tanto directo como indirecto en función de la actividad que cada uno desarrollemos.
La huella de carbono también se aplica de manera corporativa, con lo que se está midiendo la cantidad de toneladas que la actividad de la empresa, está liberando. Dependiendo de factores como:
- Los metros cuadrados de nuestras instalaciones.
- El año de construcción.
- El tipo de calefacción/refrigeración que utilizas.
- La iluminación.
- El proveedor de energía con el que trabajes.
- Cuantos trabajadores tienes.
- La cantidad de viajes que realizas.
- Si tienes o no flota de vehículos, su antigüedad, tipo de combustible…
Lo cierto es que, prácticamente cada una de las acciones de tu día a día tiene un impacto en la cantidad de gases de efecto invernadero que estás liberando.
Digitalización no implica más consumo de energía
No vamos a negar que la tecnología es “energéticamente dependiente”, más que nada porque sería una obviedad y, de alguna forma, hacernos trampas al solitario.
Sí: la transformación digital requiere de electricidad, pero hay alguno de los conceptos base sobre los que pivota, que hacen que resulte muy conveniente.
Transformación digital es eficiencia
En realidad, lo es a todos los niveles, pero, ya sea de manera directa o indirecta, también lo es en lo energético.
Por ejemplo: un eCommerce requiere de servidores que están 24 horas conectados. Esto, por mucho que sea, no deja de ser marginal si lo comparamos con lo que genera una tienda física abierta (dependiendo de su volumen). Lo que ocurre es que tenemos que hablar de la logística.
Un vehículo de reparto con 20 entregas y una ruta optimizada, contamina menos que 20 compradores desplazándose ida y vuelta, para realizar la compra de manera presencial. Además de aquellos que “solo están mirando”, los que van a preguntar por un producto o los que miran offline y compran online (efecto showroom). Todos esos últimos, prácticamente, no generan huella digital en el eCommerce.
Por lo tanto: un sistema inteligente de logística, ahorra tiempo, dinero y evita malgastar energía. Pero si esto lo ampliamos a las automatizaciones que se pueden realizar mediante el Internet de las Cosas, el uso de sensores y robotizaciones… podemos gestionar desde la cadena de montaje a la iluminación de las instalaciones.
Transformación es optimización de recursos humanos
La digitalización no va a acabar con el talento, pero las tareas recurrentes o poco cualificadas, se pueden automatizar de manera que no requieran la intervención manual de una persona. Esto implica, por ejemplo, oficinas más pequeñas y menos necesidades energéticas en climatización.
Además, el teletrabajo, también ayuda de manera directa a que las labores cualificadas que no queremos delegar en la tecnología, minimicen su impacto. Solamente con el vertido que se ahorra en el transporte de la plantilla, reducimos la cantidad de carbono de manera importantísima.
Transformación es reducción de desperdicio
Cuanto más se digitalizan los procesos, más preciso se es. Seremos capaces de tener una cadena de producción precisa y, al basarnos en datos, podremos hacer una predicción de la cantidad de materia prima y de producto final de cara al mercado.
No te digo que sea el final de los sobre-stocks, pero desde luego que va a ayudar a que no se produzca/compre de más. Ese stock extra tiene muchos costes logísticos, de manipulado, almacenaje y transporte, que son prescindibles con la ayuda de un algoritmo
Transformación digital es ahorro (energético también)
Porque, a día de hoy, la partida destinada a pagar “la luz” es importantísima. Además, va a peor y, como una de las reglas básicas de la transformación digital, es la rentabilidad… podemos poner la tecnología al servicio del ahorro.
Hay miles de soluciones para hacer que gastemos menos en nuestra factura, como las que ya os he ido comentado a lo largo de este artículo.
Por lo tanto podemos decir, sin lugar a dudas, que la transformación digital y el ahorro energético, están más que vinculados. ¿No te parece?